lunes, 14 de mayo de 2012

La alegría de haber disfrutado como un enano en impartiendo un taller

Siempre que me dispongo a impartir un taller intento aplicar cada una de las críticas que se hacen en la evaluación del taller anterior. Intento probarme a mi mismo y a los caballos que, gracias a Pedro Blesa, me acompañan. Es un gusto trabajar con unos animales estables y, realmente, trabajados día a día.

El último taller realizado fué este domingo. 17,30 de la tarde. Ejercicios planteados para tener una duración de 4 horas. En dos horas y media todo estaba realizado y los y las asistentes safisfechas con lo recibido. Como siempre, suelo plantear ejercicios avanzados. En este caso, monta. Vi caras sonrientes y gente que pedía más disfrute gracias a haber disfrutado. No dudeis sobre quién disfrutó más: fuí yo.

Pasado un día, me doy cuenta de que trabajar con caballos implica muchas cosas. Todas las personas pueden comunicarse con ellos, pero el tiempo a invertir es distinto. En este taller las cosas fueron rápidas. He de decir que en los anteriores también. Me ha sorprendido casi toda la gente que ha realizado los talleres porque lo que a mi me ha costado leer, recibir cursos y convivir con los animales a ellos les ha costado, a penas, cuatro horas.

Tengo que agradecer a todas las personas que se interesan en los talleres y, sobre todo, a quienes los han realizado. Sin duda, eternamente agradecido a la hípica, a Pedro y a cada uno de los caballos y yeguas que allí viven.

Ojalá estas experiencias sigan funcionando tan bien como lo están haciendo.


Termino con esta imagen, que pese a parecer caos, es todo armonía, llena de esos centauros que son representados como caballo-humano. En este caso, centauros de seis patas. Preciosos, a mi parecer.

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