sábado, 7 de septiembre de 2013

LAS CONSECUENCIAS DE TENER A UN ANIMAL ATADO


Siempre que respondo a consultas sobre problemas que tienen los perros doy la misma respuesta: tienes que permitir a tu perro ser un perro.
Permitir a un perro ser un perro implica muchas cosas que, a priori, muchos/as dueños/as no están dispuestos a aceptar.
Antes de nada, si os parece bien, desmontaremos la idea de que nuestro perro y nosotros somos una manada y el humano tiene que ser el leader. Nuestro perro nunca nos sentirá parte de su manada porque, para empezar, no olemos a perro. Nosotros no movemos el rabo, ni nos chupamos el hocico, ni chequeamos el culo de otros perros para saber quiénes son.  Nuestro perro nos ve como un ser grande (más alto que ellos) que, curiosamente, tiene una capacidad asombrosa de conseguir comida sin tener que cazarla y que, en vez de detectar presas para comer, solo tiene que atender a nuestras órdenes para conseguir alimentos (entiéndase comer como “sobrevivir”, uno de los objetivos vitales del perro: “cazar (trabajar), comer (sobrevivir) y reproducirse (perpetuar la especie)”.
Como humanos que somos, nos es muy difícil comunicarnos con nuestro perro como si fuéramos otro perro, por lo tanto, muchas veces caemos en el error de no dejar que nuestro compañero se relacione con otros por miedo a que ladre, se peleen, se le peguen parásitos, se ensucie o, quizás, porque pensamos que es mejor que no se vea con otros caninos. De esta forma, estamos anulando a nuestro perro como ser social y estamos incrementando inevitablemente su necesidad de serlo. (No olvidar que el perro es un ser gregario, vive en grupo) El perro aúlla, ladra todo el día, no es capaz de ver otro perro a unos metros de distancia porque rompe a ladrar como si quisiera devorar al otro perro. Cuando hace eso, nuestro perro nos está pidiendo a gritos que le dejemos ser un perro.
¿Por qué atamos a los perros?
-          Porque se puede escapar: Se puede escapar por varias razones, pero principalmente porque los estímulos olfativos que ha ido teniendo durante el tiempo que ha estado atado no han sido chequeados por él, y por conducta innata, irá a ver qué son todos esos olores. También se puede escapar para aparearse, tiene una solución sencilla que todos conocemos, pero si no se baraja la opción de la castración, difícilmente controlaremos eso en el caso de los machos, en el caso de las hembras basta con tener un calendario y mirar el suelo.
-          Porque es un perro del que no nos fiamos, se sube en la gente y saca los dientes. Unos cuantos minutos de adiestramiento en positivo y una buena dosis de jerarquía, corrige a tu perro todo lo que no quieras que haga y, normalmente, no lo hará.
-          Porque rebusca en la basura, escarba las macetas, etc. Hay algo que a tu perro le estresa, encuentra qué es y busca una solución.
-          Porque se pelea con otros perros. Deja que tu perro se vea con otros y relájate, no sufras por que se vayan a pelear. A menudo, nuestro estado de tensión activa el estado de defensa- ataque de nuestro compañero canino. No olvides que los perros no hablan, pero tienen un código de comunicación muy depurado que incluye los estados de ánimo.
¿Qué provocamos en nuestro perro cuando está atado?
-          Anulamos su capacidad para analizar los estímulos que llegan (olores y sonidos)  y, también su capacidad de actuar como perro (rastrear su zona de acción o territorio, ahuyentar a los extraños o a las amenazas, no dejarle encontrar el lugar más fresco para regular su temperatura corporal y así, mantener sus energías al máximo para cuando haya que trabajar, etc.
-          No le permitimos oler a otros perros. Para que se entienda, le prohibimos saber si los demás individuos son machos o hembras, adultos o cachorros, y un sinfín de información que pueden detectar solo con olfatear las heces o los orines.
-          Para que nuestro perro aprenda a ser un perro tiene que convivir con otros, ellos le enseñan a guardar las distancias cuando hay un primer encuentro, también enseñan a medir los tiempos y la intensidad de los juegos, y un lar etcétera de cosas que nuestro perro no sabe hacer si no se lo permitimos, y que el hecho de no “saber ser un perro” conllevará el rechazo por parte de otros perros y, con paciencia, estarán dispuestos a enseñárselo. Muy a nuestro pesar, si se equivoca se lo van a explicar, y van a ser duros porque es la única forma que tienen para que no vuelva a ocurrir, ya que un error en la naturaleza puede tener consecuencias muy graves, muchas veces no hay segundas oportunidades.
-          Daños físicos por la rozadura de las cadenas. El único motivo que un perro tiene para vivir es ser un perro (“cazar (trabajar), comer (sobrevivir) y reproducirse (perpetuar la especie)”. Estando atado, seguramente sea una de las presas más fáciles. Por otra parte, si además de estar atado, no tiene un humano de referencia, ese leader de los que muchos hablan, no tendrá muy claro si es un perro o un girasol, y el desquicie está asegurado.

Con cabeza, sin prisa, suelta a tu perro y juega con él. Si se escapa, lo llamas y no vuelve, es sencillo: Carga con premios la orden “ven”, y problema solucionado. Si se pelea con otros perros, deja que se lo expliquen varias veces (y también ten en cuenta las conductas reproductivas). Ten al perro todo el tiempo que puedas en el suelo, poco sentido tiene que lo subas en brazos. Dale más trabajo mental que físico. ¡Ánimo!


lunes, 19 de agosto de 2013

BIMBA Y EL CABALLISMO: Fin de la doma.


Doy por finalizado el proceso de desbrave de Bimba con la seguridad de que la yegua entiende perfectamente cuáles son mis intenciones cuando le pongo una silla encima. Sabe perfectamente cuáles son las cosas que no quiero que haga y, por supuesto, se centra en hacer lo que poco a poco le he ido enseñando. Quizás ese sea el verdadero proceso de doma: hacer que el animal comprenda la dinámica de ser montada y no haga nada que pueda poner en peligro al jinete. Muchos de los caballos que tienen eso que llaman "vicios" probablemente no comprendan qué significa el hecho de que les monten.

Cuando Bimba llegó a la corraleta venía de un centro ecuestre en el que habían, casi desechado, la posibilidad de que esta yegua pudiese valer para ser montada. Su dueño me dijo que seguramente sería una buena madre (yegua de cría) porque, aun siendo cruzada de PRE, tenía buen pecho y muy buenos movimientos. Cierto es, la yegua es preciosa y es un espectáculo verla moverse.

La yegua puede ser montada, claro que sí. De hecho, llevo un par de semanas montandola a campo abierto, ella sola y trabaja a los tres aires perfectamente, es algo cabezona (testaruda) y tiene muchos miedos. Nada que me preocupe, es joven y son muchas cosas nuevas.


domingo, 26 de mayo de 2013

BIMBA Y EL CABALLISMO: SEGUNDA Y TERCERA SEMANA DE DOMA


¿Quién le iba a decir a Bimba lo que se le venía encima? Sin comerlo ni beberlo, resulta que hay que trabajar cada dos días. Poca cosa, unos veinte minutos. Para lo poco que parece, la pobre suda bastante.
Resulta que el dueño de Bimba ha hecho un trabajo magnífico con ella desde pequeñita. Bimba comprende trabajar al torno. Podemos olvidar la tralla y las serretas, el trabajo a la cuerda lo tiene muy interiorizado. Durante este tiempo hemos cargado las ‘ordenes de trote y galope a la cuerda, ambas muy bien aprendidas. Puedo decir que es uno de los caballos que mejor trabaja a la cuerda que he conocido.
Avanzando, la silla. Sin problemas, superando todo lo que le echen, Bimba se puso la silla y Salio a trotar con ella. La cincha es algo que no llega a comprender. A medida que iba pasando el tiempo con la silla encima yo le iba apretando puntos de la cincha y, no nos engañemos. No llegó a encontrarle la gracia al chiste de tener algo que le oprime. Poco a poco Bimba, no te pido que lo entiendas, pero con tiempo y repetición, algún día, te dará igual.
¿Qué me cuentas del filete? Como nos comentó el veterinario, uno gordo que no se le clave en las encías y sobre todo que no se le pueda salir. Pues eso hicimos. El problema es que te gusta poco que te trastee la boca. De momento, entre un poco de miel rebajada en agua y mi empeño, terminas con él en la boca. No parece que te moleste mucho tenerlo pero lo cierto es que te cuesta aceptar que hay que metértelo. Con tiempo (y una caña, como dicen).

Ayer fue el paso esperado. Si, me subí en ella por primera vez. No hubo que andar pero, sin muchos más problemas, pude apoyarme en su lomo unas cuantas veces y, después de unos minutos, sentarme. Dos veces, porque no quería dejar de tener esta instantánea. Una vez arriba, bajé a por la cámara y hoy veis, Bimba avanza. Bien hecho, compañera. 


sábado, 11 de mayo de 2013

BIMBA Y EL CABALLISMO; PRIMERA SEMANA DE DOMA.



                Bimba, potranca de tres años, torda, 1,57 a la cruz. Un ejemplar precioso PRE y algo dominante. Tiene a la alazana y el castaño un poco intimidados, dos ejemplares de 13 y 14 años.
                El primer día que lo sacamos a trabajar vemos que tiene el torno muy interiorizado, empezamos a cargarle la acción de la parada, viene hasta nosotros, la cuerda la convence, no engañemos a nadie, pero viene, que es lo que interesa.
                Filete, no nos aguantamos más, es el problema que tiene. Nos dice su dueño que da problemas con la boca desde que la desparasitaron a la fuerza. No nos engañemos, es reacia a que le toquen la boca. Nada que un poco de miel en mis dedos no pueda solucionar. Entre ese juego le pudimos poner el filete. Sin duda, lo notaba raro. Lo tuvo un rato en la boca y se lo sacamos, mañana más.
                En ese mismo día, ante la buena aceptación, pudimos incorporar el cincho de riendas largas y una sudadera.
                A la siguiente jornada, ponemos la silla, Sin problemas. Bimba, eres una campeona. Vamos despacico, no nos detenemos, buena letra y buen ritmo.
                Nos vamos de viaje, una semana de descanso. El sábado no queda otra, a trabajar. 


martes, 12 de marzo de 2013

LA INCORPORACION DE UN NUEVO MIEMBRO A UNA MANADA (O GRUPO DE CABALLOS).



Lo primero que me dijo Marc cuando vino a impartir el curso de doma natural de diciembre fue que si en un grupo de caballos no hay un semental no se puede considerar una manada. Pues bien, yo no hablaré de manadas sino de grupos de caballos, puesto que mi experiencia es esa.
Desde que vivo con mis caballos, he tenido la oportunidad de incorporar a 3 miembros nuevos. El espacio se delimita. Siempre habrá uno de ellos que al desplazarse vaya suscitando en los demás una necesidad de apartarse. Ocurrirá durante varios meses y ello nos puede llevar a pensar que no se llevan bien y que no van a poder vivir juntos. Veremos que se muerden y, sobre todo las yeguas, tienden a cocear. Esto último puede tener relación con los celos.
Cuando mejor pude verlo fue con la incorporación de Berta. En un principio, el grupo no la suele aceptar y tienden a juntarse entre los antiguos, la reacción del nuevo es quedar apartado. Notaremos que está distante, a no ser que sea un caballo bastante distante tanto con humanos como con caballos. No faltarán conflictos pequeños por el espacio y por la comida.
Con el tiempo, podremos ver que hay acercamiento con los miembros más adultos, o menos dominantes. No podemos negar que se crea una jerarquía basada en la comida y ello es algo que debemos controlar nosotros mismos si no deseamos que unos animales engorden mientras los otros vayan menguando, las cuadras nos evitarán todo ello pero también nos restarán muchas otras cosas que bien nos pueden describir expertos/as en doma natural, ya que todos ellos/as coinciden en que las cuadras no hacen un animal estable y sano a nivel mental.
Como podemos ayudarnos de las separaciones (que no sean cuadras), cuando incorporemos a un nuevo miembro, debe ser importante dejarles en un mismo espacio con dicha separación. De tal manera, podrán olerse y morderse sin llegar a hacerse daño. En mis investigaciones, repartía la paja justo donde está la separación sin enchufar el pastor (mi forma de delimitarles el espacio es con cinta de pastor eléctrico, y lo conecto un día a la semana). De esa forma, en un principio la repartía en varios montones justo debajo de la cinta, pasando a ir dejándola en dos montones y después en uno solo. De esta forma, obligaba a la nueva yegua a comer donde los demás también podían hacerlo. O se relacionaba o comía solo cuando los demás no estuviesen. En algún momento hubo conflicto, pero no llego el agua a río nunca.
El siguiente paso fue soltarles en un sitio donde había mucho pasto natural. Primero la solté con la miembro más vieja, con la que sabía que no tendría problemas y posteriormente fuimos pasando a todos los miembros. Esto lo hice en la misma mañana. Los problemas brillaron por su ausencia, ya que era mucho más atractivo comer verde que marcarse. Todo queda dicho, había pasto para aburrir. Sin más dilaciones, volvieron todos juntos a la corraleta. Hubo algún problema, sobre todo en las épocas de celo de Berta. Sin duda, poco a poco, se hizo su sitio y llego a tener un lugar en el sombraje mientras llovía. Donde hubo más problemas fue a la hora de hacer uso del bebedero. Se encuentra dentro del sombraje y es una zona difícil para huir. Fui poniendo un bebedero alternativo pero no supuso más que un error, ya que la yegua se acostumbró a beber de ahí, y flaco favor le estaba haciendo. Suprimido.
Pronto, ella misma tomó posesión.
Mi conclusión, “que se busque la vida” como bien me dijo un gran conocedor de los caballos como Felipe Llerás. Cuando llueva, cuando nieve, cuando haga calor. Le procuramos el bienestar, por supuesto, pero “que se busque la vida.
Hoy Berta come del mismo montón de paja que el dominante, Estudiante.
Incorporar un miembro al grupo es cuestión de tiempo y de prudencia. La cautividad siempre les dificulta, pero hay pasos para hacerlo más fácil. Un caballo bien socializado es un garantía de seguridad en el trato. He conocido muchos caballos de cuadra. He conocido a mis propios caballos viviendo en cuadras. He descubierto que un animal maravilloso como es un caballo se convierte en maravillosísimo si vive socializado. 


domingo, 3 de febrero de 2013

VESTIR A UN CABALLO SUELTO, UN TERMÓMETRO DE ESTABILIDAD


 

En el mes de diciembre se llevó a cabo con mis caballos un curso de doma natural impartido por Marc Plana. En uno de los ejercicios, hablo de vestir al caballo mientras está suelto.

Me da que pensar cuando veo a los caballos en los picaderos, que se mueven mientras les vistes, que dan problemas para pasar las bridas por encima de sus cabezas, que no abren la boca para meter los hierros (quien los use o con los caballos que los use).

En mi grupo de caballos hay de todo, cualquier persona sería capaz de vestirles, y solo algunos seríamos capaces de vestirles sueltos. Yo lo suelo hacer, con todos ellos. Entro en la corraleta con silla y bridas y el caballo o la yegua queda preparado para salir montado de su espacio de vida.

¿Qué le pasa a un caballo para no aceptar un bocado? Salud física y estabilidad individual se ven debatidas. Una de mis yeguas no acepta un hierro. Marc me dijo que puede tener picos en los dientes. Estamos trabajando en ello. Sin duda, no me preocupa, funciona con el hackmore o la cabezada de cuadra y no me preocupa a la hora de montar. Si a la hora de su salud, pero la yegua está lustrosa y guapísima y no creo que afecten sus dientes a su alimentación.

Cuando vivimos con un caballo, nuestra existencia tiene que acapararse a su forma de sentir. Cada caballo es distinto. A cada uno de los mios me acerco de una forma distinta. Conozco sus necesidades y se que  hay cosas que, por encima de gustos, no las toleran. ¿Por qué no permitírselo? Si Berta no quiere hierros en su boca y cuando sale montada es obediente y no supone ningún peligro… ¿qué necesidad tenemos de meterle tal hierro?

Esas instrucciones que nos dan de “el caballo tiene que saber que esto es asi y si no se te puede subir a la chepa”. Por supuesto que los caballos se te suben a la chepa. Lástima del que diga que no lo hace… muchas tonterías tienen que aguantar encima de un caballo. A la larga, les saldrá caro.

Acercarte a vestir a un caballo mientras está atado puede precisar su practica y, sobre todo, saber hacerlo. Cuando llegues a un espacio y vistas a tu caballo y este no se mueva, creo, sabrás que el caballo sabe qué vas a hacer y no te pone impedimentos. Le gustará mas o menos que tu, mendrugo de 60, 70 o 90 kilos te subas encima y le mandes sin preocupar mas. Eso será otro post, posiblemente, pero si un caballo se deja vestir en su propio espacio de vida y sin atar, muchas cosas tendremos que plantearnos.

No lo dudes, haz la prueba. Relaja musculos y pensamientos y dedica este tiempo especialmente a tu caballo. Escucha sus dudas, vive sus miedos. Se caballo. Suerte.

sábado, 12 de enero de 2013

¿Que pasa cuando una persona se sube a un caballo?


¿Qué le pasa a un caballo cuando alguien se le sube encima?

Ayer, como cada martes, tuve a una de mis amigas caballisticas (o alumnas, como se suele decir) aprendiendo a montar.

Antes de continuar, diré que quien viene a montar conmigo, sin quererlo, acoge mis condiciones. Siempre se participa en vestir al caballo. No siempre se monta. Siempre se pasea con el caballo desde el suelo hablándole. Siempre se para y se escucha. Siempre se analiza qué pasa. Nunca se monta con una mala postura. Siempre se termina relajando y despidiendo.

El momento dio la oportunidad de cambiar. Si bien ella siempre monta con Berta (yegua Alazana de 14 años, muy activa pero muy obediente) esa tarde montó con Estudiante. El nivel avanzado de la corraleta. Caballo fuerte y muy trabajador. Disfruta del momento de trabajo pero es muy exigente. Me explico. Cuando sale de ruta comprende que se trata de disfrutar y dosificar esfuerzos. Si estamos en pista, demanda mucha destreza. La amiga no la tiene, por el momento (porque pone mucho interés, fundamental). Estudiante comenzó a demandar riendas, contacto de piernas, equilibrio, seguridad… indicaciones.

¿Qué hace un caballo dando vueltas en una pista? Respirar y obedecer.

La palabra “obedecer” suena a sumisión. Eso no está muy aceptado en determinados ambientes. Sigamos.

¿Qué sentido tiene para un caballo dar vueltas a una pista con una persona encima? Sigamos un poco más.

¿Qué sentido tiene para un caballo dar vueltas a una pista haciendo lo que, desde las mejores intenciones, la persona no le sabe explicar?

La pista es un espacio muy polivalente. Para muchos caballos, incluso, sirve para estirarse y revolcarse en un lugar libre de excrementos y orines. Para muchos otros, y también los primeros, es un lugar donde realizar ejercicios que poco a poco ha interiorizado y realiza, con gusto o sin él. Para muchísimos otros, es un lugar de rutina. Para todos es un lugar donde prestar atención porque no suele haber momento de relajación. A veces la comunicación está presente. Muchas veces, el hierro manda. No hablaremos de eso.

El caballo sabe perfectamente si la persona que se ha subido suele montar o no. El caballo te toma el pelo y se va al centro de la pista. El caballo tiende a pararse porque es gandul. El caballo…

Antes de afirmar todo el párrafo anterior debemos de plantearnos qué cree nuestro caballo que tiene que hacer en la pista.

Cuando un caballo sale a trabajar tiene autonomía y anatomía. Músculos. A menudo, muchos caballos, no andan fuera de su cuadra o corraleta si no es con una persona encima. Reflexionemos sobre ello. Muchos caballos, incluso, no ven cara a cara a otros caballos si no es en la pista, y para colmo, lo tienen que hacer con una persona encima y un hierro dentro de la boca.

Cuando un caballo tiene a una persona encima precisa de recibir comunicación, ya que de otra manera no habría diferencia entre tirar de un carro (o una cuchilla de arado, por ejemplo) o llevar a una persona encima. Si montar a caballo se limita a usar los talones para que ande o tirar de las riendas para que pare, sin duda, lo que tenemos debajo es un animal de tiro, de trabajo físico, de fuerza.

El caminar del caballo tiene una biomecánica concreta. Si queremos montarles debemos de comprenderla. En base a ello, la comunicación está latente en base a movimientos que se facilitan con el contacto, la presión y la respiración. Es precioso ver como un caballo te entiende a base de aprovechar la gravedad. Acompasar la inercia es acompañar el movimiento, si ejerzo lo contrario sin duda provocará un estimulo que me dará el efecto inverso. Esto último lo hace mucha gente sin, nisiquiera darse cuenta. Por supuesto, consigue el efecto contrario al que busca, pero es una oportunidad genial para saber que se puede pedir freno a un caballo aprovechando su biomecánica.

¿Qué le ocurre a un caballo cuando nos subimos encima suyo? Investiguemos.

 
El bello Lorenzo con la bellísima Carmina.