¿Quién le
iba a decir a Bimba lo que se le venía encima? Sin comerlo ni beberlo, resulta
que hay que trabajar cada dos días. Poca cosa, unos veinte minutos. Para lo
poco que parece, la pobre suda bastante.
Resulta
que el dueño de Bimba ha hecho un trabajo magnífico con ella desde pequeñita.
Bimba comprende trabajar al torno. Podemos olvidar la tralla y las serretas, el
trabajo a la cuerda lo tiene muy interiorizado. Durante este tiempo hemos
cargado las ‘ordenes de trote y galope a la cuerda, ambas muy bien aprendidas.
Puedo decir que es uno de los caballos que mejor trabaja a la cuerda que he
conocido.
Avanzando,
la silla. Sin problemas, superando todo lo que le echen, Bimba se puso la silla
y Salio a trotar con ella. La cincha es algo que no llega a comprender. A
medida que iba pasando el tiempo con la silla encima yo le iba apretando puntos
de la cincha y, no nos engañemos. No llegó a encontrarle la gracia al chiste de
tener algo que le oprime. Poco a poco Bimba, no te pido que lo entiendas, pero
con tiempo y repetición, algún día, te dará igual.
¿Qué me
cuentas del filete? Como nos comentó el veterinario, uno gordo que no se le
clave en las encías y sobre todo que no se le pueda salir. Pues eso hicimos. El
problema es que te gusta poco que te trastee la boca. De momento, entre un poco
de miel rebajada en agua y mi empeño, terminas con él en la boca. No parece que
te moleste mucho tenerlo pero lo cierto es que te cuesta aceptar que hay que metértelo.
Con tiempo (y una caña, como dicen).
Ayer fue
el paso esperado. Si, me subí en ella por primera vez. No hubo que andar pero,
sin muchos más problemas, pude apoyarme en su lomo unas cuantas veces y, después
de unos minutos, sentarme. Dos veces, porque no quería dejar de tener esta instantánea.
Una vez arriba, bajé a por la cámara y hoy veis, Bimba avanza. Bien hecho,
compañera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario