jueves, 14 de junio de 2018

CINCO NIÑOS SE JUNTAN Y NO PASA NADA.


CINCO NIÑOS SE JUNTAN Y NO PASA NADA.
Desde mi trabajo del día a día y escuchando las necesidades de las familias se me ocurre la idea de crear un día concreto cada cierto tiempo en el que familias y niños con TEA se junten para tener un día de parque. Es algo ambicioso. Muchas personas (mamás, papás, hermanos…) que aunar, varios niños completamente diferentes (anotar que los niños TEA no se parecen en nada los unos a los otros, por si alguien creía lo contrario) y en el centro, me pensaba, que iba a estar yo. Lección aprendida. Como niños que son, se vieron en un ambiente súper propicio para jugar. Un parque genial, todo cercado, en un estado envidiable (ya podríamos aprender de ciudadanía) y entre todo eso se me ocurre a mí, que iba yo a captar la atención de papás, mamás e hijos con una serie de juegos cuidadosamente preparados creyendo además que como conocía a cada uno de los niños, todos los juegos iban a ser de su interés…
Una mamá, que es una de mis maestras, me decía: “la próxima vez nos juntas a menos niños” y añadía “sin juguetes, por supuesto”. Apuntes certeros, claro está.
Otra mamá, luchadora resiliente estaba encantada, su hijo jugaba, disfrutaba y no había peligros. El parque era perfecto y la compañía inmejorable.
Otra de ellas luchaba por intentar convencer a su hijo de que lo divertido era estar en el parque de los columpios, cuando el niño quería estar en una pista de futbol… lejos de la realidad, ¿cuántas veces habría estado en un lugar tan espacioso? Simplemente disfrutaba del momento, momento de correr sin que su madre gritase por miedo al tráfico.
Otro, buscaba ruedas para coches de juguete que no las tenían, y las sustituía por piedras. No es acaso ello imaginación. Me demandaba para arreglarlos porque en casa jugamos a arreglar coches con onomatopeyas y simbología. ¿No es aquello acaso una extrapolación a situaciones cotidianas?
Otro me hacía muestras de cariño con mensajes verbales, queriendo decir en realidad “estoy genial en este sitio y sé que es gracias a ti”. ¿Es eso una habilidad social? ¿Era una emoción que se verbaliza y hace una relación significativa?
El mejor de ellos se entrenaba en frustración, sus coches se veían usados por un puñado de niños que, además, no se los devolvían. Su madre y su padre, versados en cuál ha de ser su educación, daban tiempo y observaban las reacciones. Entrenar en habilidades es tan importante como incrementar su tolerancia a la frustración.
Y, después de todo esto, digo yo: ¿Qué es el entorno natural?
Un parque nuevo, con gente nueva no es un entorno natural por mucho que sea un parque. Un entorno natural es una situación en la que el niño se encuentra seguro porque conoce el entorno, las reacciones propias y las de quienes allí están. Un entorno natural es algo conocido por la experiencia previa.
Y después de todo esto, digo yo: ¿Cómo se crean los entornos naturales? Éstos existen, no se crean. Y la clave del existo está en las relaciones que ahí se puedan crear.
Conclusiones: Las familias hablaron entre ellas en un entorno poco estructurado. Hablaron entre ellas sin la supervisión de los profesionales, porque yo estaba más liado en intentar que aquello tuviera algún resultado sin pensar que el resultado era el inesperado. El resultado fue que los niños jugaron, mejor o peor. Las familias se conocieron y quien quiso hablar habló, y quien no también tuvo la opción de no hacerlo. El resultado fue que los niños jugaron libremente como cotidianamente lo hacen sin que sus padres pensaran que quien los viese pensase que algo “raro” les pasaba. El resultado fue que los padres dejaron jugar a los niños sin acribillar la situación de correcciones no pertinentes.
Conflictos, los mínimos exceptuando al niño que SI estaba en su entorno natural porque éste se había convertido en entorno no natural.
Ahora me toca sacar conclusiones de las familias porque seguro que dan para seguir aprendiendo.
Por el momento, seguir aprendiendo es la cuestión y no hay quien te la enseñe mejor que situaciones como esta. Mi experiencia es diferente a la esperada, pero inmejorable, como cada uno de los niños a los que educo. Inmejorable como cada una de las familias con las que comparto lucha de cal y arena, de penas y alegrías.
Solo concluir diciendo que amo lo que hago y me siento un privilegiado por ello.
Resultado de imagen de parque infantil

miércoles, 6 de junio de 2018

EDUCAR CON SOLIDEZ


EDUCAR CON SOLIDEZ
En mi deseo de trabajar en la atención temprana, mis raíces y la vida me devuelven a mi esencia de educador. Me veo inmerso en temas de modificación de conducta, de reeducación. Difíciles, pero no imposibles. Me encuentro con mamás que quieren jornadas de crianza para poder seguir con sus vidas, me encuentro con familias que prueban a ser buenos para convertir a sus hijos en buenos y, en definitiva, me encuentro con roles poco definidos.
Toca hablar de solidez.
Porque yo lo digo es un argumento completo: si llenas tus órdenes de argumentos tendrán más importancia los argumentos que la orden en sí. Ejemplo: no vayas por el medio de la calle porque te puede pillar un coche. Tu hijo te responderá: no vienen coches. Entonces tu orden habrá perdido el 50% de efectividad, porque la atención está en si vienen coches y no en que tú (papá o mamá) has dicho que algo se tiene que hacer. Da órdenes sin argumentos.
Llorando no conseguirás nada: Llorar para conseguir cosas es un comportamiento propio de los bebés. Si tienen hambre, frio, malestar o sueño: lloran y se soluciona su problema. Está bien, pero hay que pensar que los bebes no pueden andar ni hablar, es normal que pidan las cosas así. Tu hijo sabe decir lo que le pasa y si consigue las cosas llorando no se va a preocupar por pedirlas de otra forma. Por otra parte, si cada vez que tiene un problema, en vez de expresar de una forma acorde a su edad se pone a llorar lo que estamos suscitando en el es comportamientos impropios a su edad y, por lo tanto, no estaremos fomentando que madure, que crezca, …
Desde el suelo, tu comprensión del mundo será la correcta: en un lenguaje técnico se llama cosmovisión. Cada persona aprende y sabe comprender su entorno desde su posición. Si yo soy bajito sé que tengo que hacerme notar con expresiones, si soy muy alto se que si mis expresiones son muy exageradas puedo intimidar a quienes están a mi alrededor. Pues, desde niños, eso aprendemos. Es una cuestión de psicología social. Si cada vez que nuestro hijo tiene un problema lo subimos en brazos estaremos alterando su aprendizaje social, su comprensión de esa cosmovisión, y por lo tanto, no será inteligente en sus relaciones sociales porque no verá el mundo desde su perspectiva sino de una perspectiva diferente (diferente en altura) y además con consuelos y cariños nada fundamentados. Además, evitaremos que se enfrente a sus problemas cotidianos. Hoy son que no puedo estar el primero en la fila, mañana será que no me han dado el empleo que tanto quería.
Unanimidad en todo: los niños son linces en detectar discrepancias. Nunca discutas lo que otra persona significativa ha dicho. Debemos saber quiénes educan a nuestro hijo: maestro, papa y mamá, abuelos, tíos, hermanos mayores… si alguien da una orden, eso se tiene que cumplir. Si es un disparate lo discutimos en otro sitio pero todos vamos a una. Si no estamos de acuerdo y el niño lo detecta, entonces le haremos entender que como las cosas no están claras su comportamiento puede ser diferente a lo que se le ordena.
Últimamente, en estos días donde vale más un titular que una trayectoria, es importante saber diferenciar entre un consejo y una instrucción. Es difícil encontrar a un psicólogo hablando sobre la importancia del replanteamiento urbanístico en relación con las conducciones naturales de agua, o del grueso del asunto del coltan y la situación política a nivel mundial. Pues bien, no es tan difícil encontrar a un jurista hablando de educación o a nuevas pseudoprofesiones que se hacen llamar coaches educativos o influencers o, si no se me va mucho la mano, asesores sin responsabilidad alguna que venden un clavo ardiendo que, ante este montonazo de información que nos invade y acosa, parece ser la solución a todos nuestros problemas.
Soy amante de crear personas emocionalmente inteligentes pero solo nos fijamos en hablar a los niños de las emociones y no en hacérselas sentir. Si la situación es triste, siéntete triste. Si lo has hecho mal, siéntete frustrado y si has tenido un éxito, todos lo celebraremos. La vida se presta a tener experiencias de todo tipo, y todas ellas han de ser sentidas para ser aprendidas, las buenas y las malas.