miércoles, 6 de junio de 2018

EDUCAR CON SOLIDEZ


EDUCAR CON SOLIDEZ
En mi deseo de trabajar en la atención temprana, mis raíces y la vida me devuelven a mi esencia de educador. Me veo inmerso en temas de modificación de conducta, de reeducación. Difíciles, pero no imposibles. Me encuentro con mamás que quieren jornadas de crianza para poder seguir con sus vidas, me encuentro con familias que prueban a ser buenos para convertir a sus hijos en buenos y, en definitiva, me encuentro con roles poco definidos.
Toca hablar de solidez.
Porque yo lo digo es un argumento completo: si llenas tus órdenes de argumentos tendrán más importancia los argumentos que la orden en sí. Ejemplo: no vayas por el medio de la calle porque te puede pillar un coche. Tu hijo te responderá: no vienen coches. Entonces tu orden habrá perdido el 50% de efectividad, porque la atención está en si vienen coches y no en que tú (papá o mamá) has dicho que algo se tiene que hacer. Da órdenes sin argumentos.
Llorando no conseguirás nada: Llorar para conseguir cosas es un comportamiento propio de los bebés. Si tienen hambre, frio, malestar o sueño: lloran y se soluciona su problema. Está bien, pero hay que pensar que los bebes no pueden andar ni hablar, es normal que pidan las cosas así. Tu hijo sabe decir lo que le pasa y si consigue las cosas llorando no se va a preocupar por pedirlas de otra forma. Por otra parte, si cada vez que tiene un problema, en vez de expresar de una forma acorde a su edad se pone a llorar lo que estamos suscitando en el es comportamientos impropios a su edad y, por lo tanto, no estaremos fomentando que madure, que crezca, …
Desde el suelo, tu comprensión del mundo será la correcta: en un lenguaje técnico se llama cosmovisión. Cada persona aprende y sabe comprender su entorno desde su posición. Si yo soy bajito sé que tengo que hacerme notar con expresiones, si soy muy alto se que si mis expresiones son muy exageradas puedo intimidar a quienes están a mi alrededor. Pues, desde niños, eso aprendemos. Es una cuestión de psicología social. Si cada vez que nuestro hijo tiene un problema lo subimos en brazos estaremos alterando su aprendizaje social, su comprensión de esa cosmovisión, y por lo tanto, no será inteligente en sus relaciones sociales porque no verá el mundo desde su perspectiva sino de una perspectiva diferente (diferente en altura) y además con consuelos y cariños nada fundamentados. Además, evitaremos que se enfrente a sus problemas cotidianos. Hoy son que no puedo estar el primero en la fila, mañana será que no me han dado el empleo que tanto quería.
Unanimidad en todo: los niños son linces en detectar discrepancias. Nunca discutas lo que otra persona significativa ha dicho. Debemos saber quiénes educan a nuestro hijo: maestro, papa y mamá, abuelos, tíos, hermanos mayores… si alguien da una orden, eso se tiene que cumplir. Si es un disparate lo discutimos en otro sitio pero todos vamos a una. Si no estamos de acuerdo y el niño lo detecta, entonces le haremos entender que como las cosas no están claras su comportamiento puede ser diferente a lo que se le ordena.
Últimamente, en estos días donde vale más un titular que una trayectoria, es importante saber diferenciar entre un consejo y una instrucción. Es difícil encontrar a un psicólogo hablando sobre la importancia del replanteamiento urbanístico en relación con las conducciones naturales de agua, o del grueso del asunto del coltan y la situación política a nivel mundial. Pues bien, no es tan difícil encontrar a un jurista hablando de educación o a nuevas pseudoprofesiones que se hacen llamar coaches educativos o influencers o, si no se me va mucho la mano, asesores sin responsabilidad alguna que venden un clavo ardiendo que, ante este montonazo de información que nos invade y acosa, parece ser la solución a todos nuestros problemas.
Soy amante de crear personas emocionalmente inteligentes pero solo nos fijamos en hablar a los niños de las emociones y no en hacérselas sentir. Si la situación es triste, siéntete triste. Si lo has hecho mal, siéntete frustrado y si has tenido un éxito, todos lo celebraremos. La vida se presta a tener experiencias de todo tipo, y todas ellas han de ser sentidas para ser aprendidas, las buenas y las malas.
 

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