domingo, 3 de febrero de 2013

VESTIR A UN CABALLO SUELTO, UN TERMÓMETRO DE ESTABILIDAD


 

En el mes de diciembre se llevó a cabo con mis caballos un curso de doma natural impartido por Marc Plana. En uno de los ejercicios, hablo de vestir al caballo mientras está suelto.

Me da que pensar cuando veo a los caballos en los picaderos, que se mueven mientras les vistes, que dan problemas para pasar las bridas por encima de sus cabezas, que no abren la boca para meter los hierros (quien los use o con los caballos que los use).

En mi grupo de caballos hay de todo, cualquier persona sería capaz de vestirles, y solo algunos seríamos capaces de vestirles sueltos. Yo lo suelo hacer, con todos ellos. Entro en la corraleta con silla y bridas y el caballo o la yegua queda preparado para salir montado de su espacio de vida.

¿Qué le pasa a un caballo para no aceptar un bocado? Salud física y estabilidad individual se ven debatidas. Una de mis yeguas no acepta un hierro. Marc me dijo que puede tener picos en los dientes. Estamos trabajando en ello. Sin duda, no me preocupa, funciona con el hackmore o la cabezada de cuadra y no me preocupa a la hora de montar. Si a la hora de su salud, pero la yegua está lustrosa y guapísima y no creo que afecten sus dientes a su alimentación.

Cuando vivimos con un caballo, nuestra existencia tiene que acapararse a su forma de sentir. Cada caballo es distinto. A cada uno de los mios me acerco de una forma distinta. Conozco sus necesidades y se que  hay cosas que, por encima de gustos, no las toleran. ¿Por qué no permitírselo? Si Berta no quiere hierros en su boca y cuando sale montada es obediente y no supone ningún peligro… ¿qué necesidad tenemos de meterle tal hierro?

Esas instrucciones que nos dan de “el caballo tiene que saber que esto es asi y si no se te puede subir a la chepa”. Por supuesto que los caballos se te suben a la chepa. Lástima del que diga que no lo hace… muchas tonterías tienen que aguantar encima de un caballo. A la larga, les saldrá caro.

Acercarte a vestir a un caballo mientras está atado puede precisar su practica y, sobre todo, saber hacerlo. Cuando llegues a un espacio y vistas a tu caballo y este no se mueva, creo, sabrás que el caballo sabe qué vas a hacer y no te pone impedimentos. Le gustará mas o menos que tu, mendrugo de 60, 70 o 90 kilos te subas encima y le mandes sin preocupar mas. Eso será otro post, posiblemente, pero si un caballo se deja vestir en su propio espacio de vida y sin atar, muchas cosas tendremos que plantearnos.

No lo dudes, haz la prueba. Relaja musculos y pensamientos y dedica este tiempo especialmente a tu caballo. Escucha sus dudas, vive sus miedos. Se caballo. Suerte.