Multitud de opiniones, costumbre, dejadez, inconsciencia y otros motivos llevan a los y las propietarias a herrar a sus caballos. Herrar de las manos, herrar de manos y patas, no herrar, practicar técnicas alternativas. En definitiva, gustos y salud de los animales.
Herramos a los caballos con el fin de que su aplome sea correcto, ya que estando en cautividad no podemos asegurarnos de que sus cascos estén igualados por el propio caminar del animal. También con el fin de que no encojen por accidentes que puedan tener. Otro motivo puede ser evitar el desgaste excesivo a causa del trabajo "anormal" que provoca el hecho de montarles o andar por terrenos como el asfalto.
Cuando andamos con los caballos por asfalto, muchas veces los cascos se astillan o quiebran. Poniendo herraduras, ello no tiene por qué ocurrir.
Hoy hemos herrado a uno de ellos, hace dos semanas fué el turno de la preciosa yegua. Sin embargo, otro de los tordos está descalzo ya que su trabajo se limita a cargar con niños y trabajar al paso y al trote, nunca en terrenos como el asfalto. Cada uno de ellos tiene un vida distinta. Cada uno de ellos precisa de tener los cascos vestidos o no.
Así pués, también se dice mucho que el bombeo de circulación sanguínea de los caballos es devuelta al corazón por medio de los cascos y que las herraduras no facilitan ese proceso. Dicen que una de las consecuencias es el acortamiento de la vida de los caballos.
Me planteo reflexionar sobre unos cascos sanos, hidratados y con un crecimiento correcto. Herrar o no herrar es algo que cada propietario/a ha de decidir si hacer o no. Herrar quizás sea errar, herrar quizás sea un acto de precaución. Como decía mi abuelo, no hay nada más inutil que un consejo.
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