lunes, 5 de febrero de 2018

La intención comunicativa. El arte de escuchar con los ojos.

Cuando los niños/as llegan al espacio, normalmente entran algo alterados. Contentos. El espacio les gusta, quieren subir al caballo, les gusta darles de comer, les gusta ver a los otros animales que allí tenemos.
El dedo índice va como "clicando" un ratón de ordenador imaginario que señala a varios sitios, acompañan algunas sonrisas y también miradas que van y vienen. Ante la excitación, por supuesto, algunas estereotipias también salen a relucir.
Aquí empieza la sesión, el educador acompaña y ofrece un estado de calma para dar forma a ese estado de excitación, para ir poniendo nombre a todo lo que está intencionadamente referido en esa proto declaración. Son acciones llenas de intención comunicativa que quieren llamar nuestra atención con un fin que puede ser muy concreto.
También son numerosas las ocasiones en que los niños/as nos cogen las manos para que hagamos algo, se balancean sujetándose al cinchuelo para que el caballo se mueva. También nos cogen de la mano y nos llevan a algún sitio. Se dan la vuelta y suben los brazos para que los cojamos y los montemos en el lomo del caballo. Estaríamos hablando de protoimperativos. Son acciones mediante las cuales nos están pidiendo algo. Podríamos hablar de una clara intención comunicativa que, sin duda, existe y se hace presente por medio de ese acto.

Estar atento a todo ésto es una función muy importante ya que nos da pié a, en esta situación tan clara, reconducir esa forma de solicitar algo (protoimperativo) o referirse a algo (protodeclarativo) para dar una posibilidad más generalizada y generalizable de hacerlo o, por supuesto, llevarlo al lenguaje oral o al sistema alternativo de comunicación por medio del pictograma o por medio del gesto.

Y entonces... ¿Hay intención comunicativa? 


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