martes, 22 de marzo de 2016

El trabajo a pié

Cuando hablamos de terapias ecuestres, obviamente hablamos de incluir al caballo en todo el meollo de la propuesta pero si es cierto que parte del trabajo se hace a pié.

Dentro de la secuencia de la sesión planteada, antes de montar en el animal existe un saludo a todas las personas existentes, un recuerdo de qué necesitamos para realizar la sesión, la preparación del animal, la espera para que llegue y, a veces, antes de trabajar encima del animal trabajamos en el suelo. Otras veces, trabajamos en el suelo después de haber montado.

Cuando hablamos de montar en terapias ecuestres no debemos de hacernos la idea de una persona con riendas, estribos... trabajando en una pista con un/a entrenador/a... En otra entrada hablaremos de qué es la equitación adaptada.

En una sesión terapéutica debemos de pensar en que el espacio se diseña para la sesión concreta, contamos con material para los ejercicios y pensaremos que todo lo que vamos a realizar está pensado y enfocado a la persona concreta con quien vamos a trabajar. En base a la información previa que hemos recogido por medio de las técnicas de recogida de datos (test, entrevista, autoinformes, observación directa...).

Trabajar a pié puede entenderse de dos formas, trabajar a pié con el animal o trabajar a pié en el espacio que "propone" el animal pero sin hacer que tome parte éste.

Hemos comenzado la entrada hablando de los tiempos. Las esperas, las secuencias, la recepción de órdenes (o indicaciones). Todo ello puede ser un trabajo muy interesante para trabajar lo que llamamos las habilidades sociales, entendidas como capacidades personales que nos permiten actuar e interactuar en grupo con éxito. Esto tiene una importancia grandísima porque las personas estamos continuamente precisando de habilidades sociales. Comercios, plazas y parques, escuela, en el hogar, en casas ajenas... contar con capacidad de espera, con prudencia.

Trabajar todo esto con los caballos desde el suelo es muy interesante ya que nuestro animal nos da la oportunidad de no ocupar lugares inadecuados porque nos puede pisar, no precipitarnos porque lo podemos asustar, toda una serie de cautelas que hacen que la comunicación y la recepción de indicaciones sea radicalmente importante para una actividad en concreto que, por supuesto, se puede extrapolar a otras situaciones.

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