viernes, 28 de septiembre de 2012

Uno más en la manada; el proceso hasta que llegue la calma

Introducir un nuevo miembro en una manada ya hecha es algo usual en los lugares donde hay caballos en semi- libertad. Los espacios, las distancias, la hora de las comidas, los permisos... son muchas premisas las que hacen que una manada conviva en calma o que las alertas constantes hagan que todas las actitudes de cada uno de los miembros vaya encaminada a mostrar y demostrar cuál es el sitio de cada uno y cuál será el resultado final de ese tiempo de tensión.

Hace dos días llegó hasta la corraleta una preciosa yegua de capa alazán a la que no le está siendo nada fácil descubrir cuál es su sitio final en la corraleta. Supe desde el principio que le daría unos días de tregua. Viendo los primeros minútos, uno de los miembros (el más joven y fuerte) me mostró que él mismo sería, voluntariamente y obligdamente, el que viviría por nun tiempo con una cinta de pastor de por medio. Conociendo a los otros dos, pensé que no habría problemas en que la nueva compañera encontrase su sitio mientras compartía espacio con ellos.

No es nada fácil encontrar tu sitio donde otros ya viven un tiempo, han establecido su orden para comer y saben explicar al resto si desean que estemos más cerca o más lejos de nosotros. Hasta ahí bien, pero ¿Cuál es la situación del nuevo miembro? ¿Hasta cuándo se prolonga el estado de tensión? Los enfrentamientos con los demás miembros ¿Ayudan a acelerar el proceso o retardan la llegada de la calma a la manada?

La nueva vive con los dos tordos que no paran de explicarle que no se acerque a los montones de paja, que coma separada de ellos (que comen con los cubos juntos, picoteando ambos de uno y de otro) y que, cuando vaya a pasar por su lado mantenga el lenguaje corporal tranquilo y opte por el distanciamiento prudente.

Nada fácil lo tienes amiga, pero te aseguro que no es nada que no hayan pasado otros que ya viven allí y otros muchos que viven y empezaron a vivir en muchas otras manadas.

Tiempo, prudencia. La calma llegará.

Mientras tanto yo aprovecho para contemplar y aprender de los caballos y de este bonito proceso de adaptación que Berta está pasando. Aún esté lloviendo lo más grande... no perderé detalle.




PD: Por el momento, veo que a veces si usan el sombraje para cubrirse de la lluvia. Eso me indica que hay que hacer otro cobertizo. Volveremos a ser albañiles...

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