martes, 2 de febrero de 2016

La sesión de terapias ecuestres desde un enfoque pedagógico

Cuando nos disponemos a realizar una actividad pedagógica nunca debemos de perder de vista la actitud que el profesional asume. Educar es un acto generoso que requiere, además de aptitudes y conocimientos, hacer que todas las actividades resulten atractivas y divertidas.

Incluir un caballo en todo este meollo, sin duda, contribuye. Las actividades con caballos funcionan, por norma, muy bien con niños. Se generan vínculos afectivos entre el educando y el equipo y, por supuesto, también con el animal.

Otra de las ventajas es que los familiares suelen estar muy presentes en la sesión y, en varias ocasiones, se les puede incluir para reforzar las actitudes positivas y aunarse a la celebración de los logros.

Cuando realizamos sesiones desde un plano educativo, la estimulación cognitiva y el desarrollo en competencias serían las claves centrales. Los materiales y los tiempos han de estar enfocados a los objetivos planteados y, en consecuencia, la actividad irá en pro de la consecución de dichos objetivos.

Todo, o casi todo, queda en la imaginación del profesional. Lejos de centrarse en ejercicios marcados y propuestos, la rama educativa exige reinventarse y rediseñar materiales sesión a sesión. Así pues, lo que un día nos servía para trabajar unos aspectos, al día siguiente lo usamos para trabajar otros o aumentar las competencias en esos mismos. Los límites los pone el niño, siempre. Las expectativas han de ser siempre superiores con el fin de que los logros nunca estén por debajo de las capacidades reales y, por supuesto, las potenciales.



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