CINCO NIÑOS SE JUNTAN Y NO PASA NADA.
Desde mi trabajo del día a día y escuchando las necesidades
de las familias se me ocurre la idea de crear un día concreto cada cierto
tiempo en el que familias y niños con TEA se junten para tener un día de
parque. Es algo ambicioso. Muchas personas (mamás, papás, hermanos…) que aunar,
varios niños completamente diferentes (anotar que los niños TEA no se parecen
en nada los unos a los otros, por si alguien creía lo contrario) y en el
centro, me pensaba, que iba a estar yo. Lección aprendida. Como niños que son,
se vieron en un ambiente súper propicio para jugar. Un parque genial, todo
cercado, en un estado envidiable (ya podríamos aprender de ciudadanía) y entre
todo eso se me ocurre a mí, que iba yo a captar la atención de papás, mamás e
hijos con una serie de juegos cuidadosamente preparados creyendo además que
como conocía a cada uno de los niños, todos los juegos iban a ser de su interés…
Una mamá, que es una de mis maestras, me decía: “la próxima
vez nos juntas a menos niños” y añadía “sin juguetes, por supuesto”. Apuntes
certeros, claro está.
Otra mamá, luchadora resiliente estaba encantada, su hijo jugaba,
disfrutaba y no había peligros. El parque era perfecto y la compañía inmejorable.
Otra de ellas luchaba por intentar convencer a su hijo de
que lo divertido era estar en el parque de los columpios, cuando el niño quería
estar en una pista de futbol… lejos de la realidad, ¿cuántas veces habría estado
en un lugar tan espacioso? Simplemente disfrutaba del momento, momento de
correr sin que su madre gritase por miedo al tráfico.
Otro, buscaba ruedas para coches de juguete que no las tenían,
y las sustituía por piedras. No es acaso ello imaginación. Me demandaba para
arreglarlos porque en casa jugamos a arreglar coches con onomatopeyas y
simbología. ¿No es aquello acaso una extrapolación a situaciones cotidianas?
Otro me hacía muestras de cariño con mensajes verbales,
queriendo decir en realidad “estoy genial en este sitio y sé que es gracias a ti”.
¿Es eso una habilidad social? ¿Era una emoción que se verbaliza y hace una
relación significativa?
El mejor de ellos se entrenaba en frustración, sus coches se
veían usados por un puñado de niños que, además, no se los devolvían. Su madre
y su padre, versados en cuál ha de ser su educación, daban tiempo y observaban
las reacciones. Entrenar en habilidades es tan importante como incrementar su
tolerancia a la frustración.
Y, después de todo esto, digo yo: ¿Qué es el entorno
natural?
Un parque nuevo, con gente nueva no es un entorno natural
por mucho que sea un parque. Un entorno natural es una situación en la que el
niño se encuentra seguro porque conoce el entorno, las reacciones propias y las
de quienes allí están. Un entorno natural es algo conocido por la experiencia
previa.
Y después de todo esto, digo yo: ¿Cómo se crean los entornos
naturales? Éstos existen, no se crean. Y la clave del existo está en las
relaciones que ahí se puedan crear.
Conclusiones: Las familias hablaron entre ellas en un
entorno poco estructurado. Hablaron entre ellas sin la supervisión de los
profesionales, porque yo estaba más liado en intentar que aquello tuviera algún
resultado sin pensar que el resultado era el inesperado. El resultado fue que
los niños jugaron, mejor o peor. Las familias se conocieron y quien quiso
hablar habló, y quien no también tuvo la opción de no hacerlo. El resultado fue
que los niños jugaron libremente como cotidianamente lo hacen sin que sus
padres pensaran que quien los viese pensase que algo “raro” les pasaba. El
resultado fue que los padres dejaron jugar a los niños sin acribillar la
situación de correcciones no pertinentes.
Conflictos, los mínimos exceptuando al niño que SI estaba en
su entorno natural porque éste se había convertido en entorno no natural.
Ahora me toca sacar conclusiones de las familias porque
seguro que dan para seguir aprendiendo.
Por el momento, seguir aprendiendo es la cuestión y no hay
quien te la enseñe mejor que situaciones como esta. Mi experiencia es diferente
a la esperada, pero inmejorable, como cada uno de los niños a los que educo.
Inmejorable como cada una de las familias con las que comparto lucha de cal y
arena, de penas y alegrías.
Solo concluir diciendo que amo lo que hago y me siento un
privilegiado por ello.